Me acordé de una de esas clases de Antelo…
-“Brillante, por cierto…”
El tipo preguntó “qué quiere la gente”, y los alumnos empezamos a opinar mientras él armaba una lista en el pizarrón con nuestras ideas: educación, trabajo, seguridad, justicia, bienestar, vivienda, seguridad, trolas, seguridad…
-“Esto es lo que hay”, habría dicho el docente señalando el resultado de su indagación... las propuestas de solución como policía, mano dura, etc., “son conceptos en crisis pero estarán hasta que se vacíen de contenido y sean reemplazados por otros conceptos…”.
Lo que hay, por más que una palabra como bienestar tenga tantos significados como personas existan, tiene que ver con lo que quiere la gente. Y no hace falta ser la CEPAL, el INDEC o la UNESCO saber que quiere la gente. Basta prender la tele o la radio para atorarse de noticias sobre viejos cagados a palos por veinte mangos, ciudadanos de bien acecinados por pibes-chorros, empresarios secuestrados, robos a locutorios, cibers y maxiquioscos, etc… minuciosas en los detalles de los hechos hasta la morbosidad, en sus distintos grados de violencia implícita, las noticias tienen siempre un elemento en común: familiares, amigos, vecinos o las propias víctimas (en caso de no resultar muertas) pidiendo lo mismo.
SEGURIDAD.
Esto es de manual…
Del “manual del político rasca y demagogo moderno” (desde ahora PRIDM).
Es demasiado fácil: prendo la tele, veo qué mierda quiere la gente (obvio, seguridad), contrato un publicista de moda que es genial en la creación de slogans vacíos, y sobre una frase genial, capaz de condensar la complejidad infinita que representan los deseos y necesidades de la gente, monto una campaña publicitaria/electoral.
LA SEGURIDAD SE HACE
Semejante simplismo me resulta una burla, una falta de respeto a la inteligencia de la sociedad. Es como decir “bueno, querés seguridad, votame que vas a tener seguridad…”
Y ahí está nuestro PRIM.
Sin conocérsele estudios ni participaciónes previas en experiencias, nacionales o internacionales, sobre la materia, empieza a parecer en cuanto programa vaya a tratar el tema de la seguridad. Aparece hasta en la publicidad de la cancha, y se lo ve como imbuido de una especie de halo (tiene una cara de piedra el tipo), ahora es una especie de gurú de la seguridad.Y lo único que hace es improvisar sobre la frase: la seguridad se hace, no se puede sacar mucho más de su discurso.
Ahora, esta genialidad de ofrecer sin más a la gente lo que la gente pide, por qué no se le ocurrió –anque sea no tan descaradamente- a otros políticos antes?
Parece censillo –esto también es de manual: quien tenga chances ciertas de alcanzar el poder, tendrá que guardar un mínimo pudor respecto a sus promesas, por que en algún momento, aunque sea vagamente, tendrá que rendir algún tipo de cuenta. Quien sabe que por el momento no tiene chances de acceder a tal porción de la torta, hará lo que pueda para acercarse lo más posible.
Lo peor es que nuestro PRIDM (que aunque es bastante forro no es PRIME) no ha elegido (mejor dicho, su publicista no ha elegido) mala estrategia: en nuestro país siempre serán bien recibidos los heraldos de la mano dura.
Si alguien se atreviera a prometer abiertamente algo como “voy a matar a todos los negros”, seguramente recibiría votos hasta de los mismos negros que quieren sentirse mejores que otros negros (esto tan burdamente expresado, es un hecho bien comprobado por algunos estudios sociológicos). Aunque imposible de realizar, seguramente esto acercaría peligrosamente a la persona al poder.
En fin, todo esto para decir que el tipo me da mucho asco.
Con esta campaña la terminó de cagar, pero el asco no es de ahora: me revuelve las tripas desde mucho antes. Supongo que desde que apareció en los medios como financista de la última intentona Menemista, cada vez que lo enfocan en su palco de la bombonera -yo mirando el partido desde mi casa- lo puteo más que a Palermo después de alguno de sus típicos yerros.
La verdad que es raro, uno trata de no dejarse llevar por las apariencias, uno está en contra de los prejuicios… cuántas veces me han señalado alguien diciendo “mirá que cara de chorro tiene ese” y yo le respondí “¿cómo es la cara de chorro?”.
Bueno, nadie sabe responder a eso.
Yo tampoco sabría describir una cara de hijo de mil putas, pero este empresario de quién sabe que empresa (lo imagino mordiendo en cuanto negocio sucio ande por ahí generando mucha guita) para mi, tiene mucha cara de hijo de mil putas.