viernes, diciembre 28, 2007

En Marte

Esto no es un reproche, solo quiero explicar la cadena de recuerdos que motivó el presente: hace unos días, al llegar a casa de Tío Toto, una de las primeras cosas que me espetó A Sardeaux fue si este año no había llevado regalitos para todos.
Había olvidado totalmente que -más o menos- para la misma fecha, el año pasado nos juntamos en la misma casa y, por la ocasión, decidí regalar un librito a cada uno de los presentes;
pero la pregunta de Aye me lo trajo a la memoria inmediatamente, con un agregado: yo regalé los libros pero a cambio de una devolución por escrito, un comentario del libro que a cada uno tocara, para colgar acá mismo.
A su vez, esto me recordó el hecho de que NADIE me hizo ni un comentario, ni personalmente ni por escrito, del libro que le tocó en suerte, y que quizás por eso, por que tengo la sensación de que no los leyeron, en algún momento se me ocurrió no volver a regalar un putos libro...

Después recordé que, enterada de la idea que motivó la repartija, sin haber estado en la reunión, la Lic. Ortalda me mandó un mail reclamando su correspondiente libro. Como ya era verano y no nos veríamos hasta marzo, le dije que ya no tenía de esos libritos ni se los podía alcanzar, que en todo caso le podía mandar algo que acababa de leer en formato digital, y procedí a mandarle vía mail el cuento de Asimov “En Puerto Marte y sin Hilda”.
En definitiva, cuando no, la aplicada Ortalda fue la excepción que confirma la regla, abajo está el comentario (que dormía desde hace un año en mi casilla de correo) que mónica me envió sobre el cuento mencionado.

Sergio:
Marte es mi planeta favorito, Hilda se llamaba Mamá, Flora es la persona que me ayudó a criar a mis hijos, así que a través de los nombres recordé días maravillosos con mi madre (que no está físicamente presente desde hace 30 años) y con mis hijos.
Acabo de leer "Estoy en Puerto Marte sin Hilda" de Asimov, me gustó mucho la narración de las peripecias de ese policía espacial saliendo de vacaciones con su mujer a Puerto Marte.
Lo que me llamó la atención es por qué está contento cuando se entera que Hilda no lo va a acompañar: ¿estaría realmente entusiasmado por viajar con su mujer, o estaría pensando visitar a Flora, esa chica explosiva!!!!! a pesar de hacer el viaje con Hilda?
Por suerte, para mí, le encomiendan una misión urgente de la que depende el destino de la Galaxia.
Es de destacar la lucidez del personaje en descubrir razonable y rápidamente al delincuente para poder irse a ver a Flora y vivenciar la antigravedad o gravedad 0, pero Hilda llega justo al terminar la misión, ella consigue viajar junto a su amor y robarle una sonrisa. Como quien dice “le arruina el pastel” porque no puede ir al encuentro con Flora.
Estos tipos se creen que en cualquier momento pueden experimentar la infidelidelidad. ¿qué es lo que buscan y no encuentran junto a su mujer?, mejor que la dejen y vivan libres y felices con tantas otras.
Por otro lado, me quedé pensando en Flora, su vida transcurre satisfaciendo deseos ajenos, deja a veces compromisos importantes por el hombre que ella , pareciera, también desea. Nos pasa permanentemente cuando ejercemos nuestras libertades, elegimos pero dejamos fuera otras tantas cosas que nos harían vibrar y orbitar eternamente.
A propósito de Asimov, leí y ví “El Hombre Bicentenario”, extraordinaria obra , estoy segura de que si podemos criar y humanizar niños podríamos humanizar robots, en fin de cuentas no son más que dos creaciones humanas.
Hasta otra narración
Cariños
Moni

lunes, diciembre 24, 2007

El espíritu navideño de Henry Miller*

Estaba leyendo una novela de Miller (Nexus) y, en un capitulo que transcurre en época navideña, me sentí muy identificado con algunas formas de ver y sentir que tiene el autor con respecto a esta época. Por ejemplo, empieza diciendo: “...Para aumentar mi angustia, se acercaba la navidad. Era la época del año que no solo detestaba, sino que, además, temía. Desde que había llegado a la edad adulta, nunca había conocido una navidad buena. Por mucho que me opusiera, el día de navidad siempre me encontraba en el seno de mi familia: el caballero melancólico envuelto en su negra armadura, obligado como cualquier otro idiota de la cristiandad a llenarse el buche y escuchar la cháchara del todo vacía de su parentela...”
Hasta donde llegué a leer, el personaje vive una relación bastante atípica con su mujer (Mona) y una amiga de su mujer (Stacia), que para mi son “tortas”. “...Como esperaba, hacía las tres de la mañana del día de navidad, las dos llegaron tambaleándose y como cubas. El muñeco que habían llevado consigo, parecía haber recibido una paliza...” (es muy lindo lo del muñeco!!!).
Al otro día, tenían que ir a comer a la casa de los padres de Henry (no les conté, parece autobiográfica), imagínense, las minas amanecieron con una resaca que no podía ser. “...me pareció que lo mejor que podía hacer era dar un paseo....haría falta por lo menos una hora para poner presentable a Stacia, además, necesitaba respirar un poco de aire puro...” “Recordad, dije al abrir la puerta, tenéis una hora justa, no mas, si para entonces no estáis listas, saldréis como estéis”.
Salió a recorrer el barrio: “...hacía una mañana clara y fría. Durante la noche había caído una ligera nevada, suficiente para que fuera una navidad limpia y blanca...”

Después de recorrer los muelles fue hacia el barrio de los extranjeros. “...Un poco mas adelante me tropiezo con un par de mexicanos pendencieros, borrachos, demasiado borrachos como para poder asestarse puñetazos....y ahora, de la puerta lateral de un bar antiguo salen un par de zorras del aspecto mas inmundo que imaginarse pueda; salen tambaleándose a la clara y brillante mañana soleada de un día de navidad limpio y blanco. Una se inclina para levantarse las medias y cae de bruces; la otra la mira, como si no se lo creyera y sigue adelante tambaleándose, con un pie calzado y el otro descalzo. Serena dentro de lo que cabe, va tarareando una canción.
Un día espléndido, la verdad. ¡Tan claro, tan estimulante, tan tonificante! ¡Si, al menos, no fuera navidad!...”


Yo, personalmente -aunque no soy practicante- no tengo nada en contra de la navidad. Lo que me tiene un poco fastidioso son lo parientes que están por venir; sobre todo, al cuñado de mi vieja a quién llamamos “el avaro”, no se como me lo voy a aguantar...

“...todo lo que se decía se había dicho ya, y del mismo modo, exactamente mil veces. Mis respuestas eran también las mismas de siempre...”
Después de un rato en la mesa, uno empieza a mirar cada vez mas seguido el reloj “...¿y cuando podríamos despedirnos sin parecer que nos largábamos corriendo? Yo ya estaba impaciente por pirármelas...” Esto es algo que empiezo a pensar a eso de las diez:
“¿por lo menos cinco horas mas???
Siempre es bueno -si se puede-, hacerse una escapada entre comidas, y dormirse una pequeña siesta, como hicieron Mona y Stacia: “....¡Que astutas!, pensé para mis adentros. Eran ellas las que debían estar quitando de la mesa y lavando los platos. ¡Dolor de cabeza!....¿cuanto tiempo dormirían esas dos borrachas? Si descansaban, quizás no les importará tanto el tiempo que nos quedásemos. Yo sabía que tendríamos que tomar un bocado antes de marcharnos. No podía escabullirse uno a las cinco o las seis de la tarde. Tampoco podríamos escaparnos sin reunirnos en torno al árbol y cantar esa canción espantosa....”.

Parece que familiares molestos, quilombos para organizar, y borracheras se encuentran en todos lados (por lo menos, en la sociedad norteamericana de los treinta, y en la de Berazategui del dos mil tres). Habrá que superarlo de alguna manera, tratar de ser simpático con los familiares, y pensar en algunas cosas buenas, como los amigos y seres queridos, que con un llamadito o un mail te recuerdan que te tienen en cuenta; o el abundante morfi o escabio que se suele destilar...

Así que disfruten con sus seres queridos -aguanten a los no tanto-, tiren algunos cuetes, y delen sin asco al escabio, que ¡Una vez al año, no hace daño! Pero ojo, esto último con moderación, está bueno llegar a casa “hacía las tres de la mañana, tambaleándose y como cubas. Con un muñeco que habíamos llevado, que parece haber recibido una paliza”, pero no al punto de que alguien crea que nos unimos a un culto de “adoradores del ídolo de porcelana” -como me pasó hace poco- por que eso es muy feo.

Bueno, les mando un abrazo grande -un beso a las chicas-, espero que la pasen bien, y -como siempre- les deseo lo mejor.

elcersio


*El texto es un refrito de algo que hice circular por mail para la navidad de 2003. Como me parece que ninguno de uds. estaba en esa lista, y por que es menester colgar algo conmemorativo de esta fecha y no tengo otra cosa, y por que estoy haciendo limpieza en la compu, lo cuelgo, aunque hoy la situación –por suerte- no sea exactamente la misma que hace cuatro años.

jueves, diciembre 20, 2007

La vejez*

"Este enemigo es el más cruel de todos, el único al que no se puede vencer por completo; el enemigo al que solamente se podrá ahuyentar por un instante."

"Este es el tiempo en que un hombre ya no tiene miedos, ya no tiene claridad impaciente; un tiempo en que todo su poder está bajo control, pero también es el tiempo en el que siente un deseo constante de descansar. Si se rinde por entero a su deseo de acostarse y olvidar, si se arrulla en la fatiga, habrá perdido el último asalto, y su enemigo lo reducirá a una débil criatura vieja. Su deseo de retirarse vencerá toda su claridad, su poder y su conocimiento."

"Pero si el hombre se sacude el cansancio y vive su destino hasta el final, puede entonces ser llamado hombre de conocimiento, aunque sea tan sólo por esos momentos en que logra ahuyentar al último enemigo, el enemigo invencible".

"Esos momentos de claridad, poder y conocimiento son suficientes."

Esta es la última parte del paseo educativo por la obra de Castaneda, por ahora no robaré más con este autor pero, si no se me ocurre alguna otra injuria, estén segur@s de que a la brevedad encontraré otros a quienes citar.

viernes, diciembre 14, 2007

Último momento!!!

Parece que esta vez va en serio Si, después de tantas idas y venidas, al recordado ¿periodista? le cerraron las puertas –de salida- del cielo.
Al parecer, el barba (no Gutiérrez) negó la renovación de esa especie de “visa de trabajo en el más allá” que ostentaba el ahora recordado (y, según algunos, querido) Victor Sueiro, argumentando que ya había robado suficiente con el trilladísimo relato sobre la luz cegadora al final del túnel, la inmensa sensación de paz, etc.

“Hágase tu voluntad” repitieron todos sus seres queridos al finalizar el cepelio y, por las dudas, remacharon la tapa y lo mandaron bien p´bajo, no sea cosa que Nuestro Señor se arrepienta y nos tengamos que bancar a Catalina Blugui comentando algún nuevo y revelador libro probablemente llamado "Esta vez si que zafé cagando" o "Resucité pero hubo algunos incombenientes" (ver posible portada a pie de página).

“Ya está, qué más vas a buchonear”, le habría dicho el mandamás, “con vos estoy re-caliente, no te dejo volver más”.
Ahora estará sentado a la vera Tita Merelo, figura a la que, según comentaba un emocionado Luis Ventura, hoy por la mañana en AM Del Plata, nadie mejor que el supo entrevistar... y ella estará diciendo, mientras mira de frente una imaginaria cámara del viejo canal trece, “peveta, hacete el papá-nicolao ”.
En fin, a no ser que le hayan puesto en el jonca una linea directa con el programa del “Negro” Martineis, no creo que vuelva a sorprendernos con sus “Misterios y Milagros”.

Reportó desde el cementerio de La Chacarita:
elcersio, para radionoticias deapata.

P.D.:
Para quienes quieran ahondar en la producción de este autor, entre sus títulos más buscados se encuentran: "Más allá de la vida y La Gran Esperanza", donde se ocupó de las llamadas Experiencias Cercanas a la Muerte; "Más allá de la vida”, “La gran esperanza" , "Poderes" , "Curas sanadores y otros asombros" , "El ángel, un amigo del alma" , "Año 2000, las profecías" e "Historias asombrosas" .

jueves, diciembre 13, 2007

El Poder*

"El poder es el más fuerte de todos los enemigos. Y naturalmente, lo más fácil es rendirse; después de todo, el hombre es de veras invencible. Él manda; empieza tomando riesgos calculados y termina haciendo reglas, porque es el amo del poder."
"Un hombre en esta etapa apenas advierte que su tercer enemigo se cierne sobre él. Y de pronto, sin saber, habrá sin duda perdido la batalla. Su enemigo lo habrá transformado en un hombre cruel, caprichoso."
—¿Perderá su poder?
—No, nunca perderá su claridad ni su poder.
—¿Entonces qué lo distinguirá de un hombre de conocimiento?
—Un hombre vencido por el poder muere sin saber realmente como manejarlo. El poder es sólo una carga sobre su destino. Un hombre así no tiene dominio de sí mismo, ni puede decir cómo ni cuándo usar su poder.
—La derrota a manos de cualquiera de estos enemigos ¿es definitiva?
—Claro que es definitiva. Cuando uno de estos enemigos vence a un hombre, no hay nada que hacer.
—¿Es posible, por ejemplo, que el hombre vencido por el poder vea su error y se corrija?
—No. Una vez que un hombre se rinde, está acabado.
—¿Pero si el poder lo ciega temporalmente y luego él lo rechaza?
—Eso quiere decir que la batalla sigue. Quiere decir que todavía está tratando de volverse hombre de conocimiento. Un hombre está vencido sólo cuando ya no hace la lucha y se abandona.
—Pero entonces, don Juan, es posible que un hombre se abandone al miedo durante años, pero finalmente lo conquiste.
—No, eso no es cierto. Si se rinde al miedo nunca lo conquistará, por­que se asustará de aprender y no volverá a hacer la prueba. Pero si trata de aprender durante años, en medio de su miedo, terminará conquistán­dolo porque nunca se habrá abandonado a él en realidad.
—¿Cómo puede vencer a su tercer enemigo, don Juan?
—Tiene que desafiarlo, con toda intención. Tiene que llegar a darse cuenta de que el poder que aparentemente ha conquistado no es nunca suyo en verdad. Debe tenerse a raya a todas horas, manejando con tien­to y con fe todo lo que ha aprendido. Sí puede ver que, sin control sobre sí mismo, la claridad y el poder son peores que los errores, llegará a un punto en el que todo se domina. Entonces sabrá cómo y cuándo usar su poder. Y así habrá vencido a su tercer enemigo.
"El hombre estará, para entonces, al fin de su travesía por el camino del conocimiento, y casi sin advertencia tropezará con su último enemi­go: ¡la vejez!


Cuarta entrega de "las enseñanzas"... tercer enemigo al que debe enfrentarse el hombre en la búsqueda del conocimiento.