domingo, febrero 25, 2007

Trascendente hasta la muerte...

“Siempre digo que dependo de mis delanteros. Por suerte me respondieron Palacio y Neri. Si ellos no la meten, si la pelota se va a fuera, nadie se acuerda de los pases” (Riquelme dixit; 24/02/07)

Como verás, larva anti-riquelmista recalcitrante, he tomado una imagen editada y parafraseado un título -ambos tuyos- que hoy adquieren un significado totalmente opuesto al original.
Tanto frase como imagen han cambiado de significado sobre todo para vos, que anoche sentiste en carne propia lo que es tener en frente a Román.
El otro día, mientras me decías en el bar más marxista de la unqui que “la vuelta de Riquelme es un fracaso total” yo pensaba que, en realidad, contra Central hizo lo mismo que siempre: dos o tres pases precisos, nada más; como aquella vez Palermo no los supo aprovechar todas las críticas cayeron contra el. Hoy, nuevamente lo mismo, dos paces precisos, no hizo falta más, esta vez son aprovechados y Román vuelve a ser genio y figura. Su hazaña solo es opacada por el gol increíblemente convertido en el último minuto por alguien a quien en su momento también te encargaste de defenestrar.

Vos, que afirmaste descaradamente que “el mejor retorno es el del Piojo López”... no se que decirte, dedicate a comentar carreras de autos antiguos.

Cariños
Pome

sábado, febrero 17, 2007

BABEL

Al final, a pesar de lo inclemente del tiempo logramos juntar un grupo “pequeño pero bueno”.
Valió la pena arriesgarse a un resfrío y soportar los mocos chorreantes de la madrugada a cambio de una avela menada (perdón, amena velada) en compañía de persona/s querida/s y de una buena película (agregando el plus de haberme cruzado con la princesa y que me haya saludado, lo que redondea una noche perfecta).

Yendo al grano, la película refleja muy bien una “Babel” donde, a pesar de lo multitudinario y lo avanzado de las “comunicaciones”, las personas no logran vencer la soledad, el aislamiento y los desencuentros. Igualmente la trama es bastante compleja como para ponerme a analizarla, si dejo de lado algún aspecto que consideran importante pueden traerlo en los comentarios, yo me voy a remitir a dos cuestiones en las que muchas veces me encuentro pensando y que resultan estar en el centro de esta narración.

-Por un lado están esas decisiones que a veces tomamos, esas acciones cuyas consecuencias no medimos o se nos van de las manos resultando en situaciones increíbles, tan incomprensibles que nos sumergen como en un sueño en donde no podemos hacer más que decirnos y preguntarnos cosas como “no lo debería haber hecho”, “si lo hubiera hecho un segundo antes... o uno después”, “no puede ser que me esté pasando” o “por qué mierda me está pasando esto”.
Pongamos algún ejemplo: un accidente de tránsito. Nadie sale a la ruta pensando en matarse o matar a toda su familia, pero pasa. Una maniobra equivocada de uno mismo o de otro al cruzarse en un casi inverosímil de tan preciso instante... en caso de sobrevivir, en medio del más dantesco de los panoramas, el conductor no puede más que lamentarse por haber realizado la maniobra (de no haberla hecho la vida seguiría como nada) o por haberse parado a cargar agua para el mate... si no fuera por esos minutos que perdió no se encontraba complicado en tal tragedia.
Una situación de este tipo es la que inicia el drama en la película: dos niños probando un arma disparan a un ómnibus con la certeza de que esta carecía de la potencia para alcanzarlo. Es ahí donde aparecen nuevamente esas cuestiones de milímetros y milésimas de segundo, y una certeza que los perseguirá de por vida: no debí hacerlo. (Otro ejemplo en la película es el del haya mexicana; nada, un instante, una mala decisión, un milico que se pone en forro y toda una vida que desaparece al ser deportada. Seguramente la mujer también se hizo todas las preguntas posibles del tipo ya mencionado).

-Por otro lado está la coincidencia, el azar, el destino... Dios, o como quieran llamarlo (Dios no lo quiera): un desierto desolado, pocas posibilidades de que ande por ahí un loco armado; y, si anda, son pocas las posibilidades de que lo haga en el justo momento y lugar por donde nosotros pasamos. Supongamos que se da esta poco probable situación: hay pocas posibilidades de que elija para disparar justo al vehículo en que nos trasladamos y, si lo hace, que justo de en un blanco humano; mucho menos que ese humano sea la persona querida pudiendo haber dado en cualquiera de los otros cuarenta y tantos pasajeros... y la lista sigue.

La cantidad de causalidades que deben converger para que se de una de estas tragedias es muy grande, la posibilidad es mínima, pero pasan. En la película a todo este orden de sucesos se le suma el hecho de que la persona que dispara no lo hace buscando matar: se trata del niño que desconoce el poder de su arma y luego se arrepentirá de lo que hizo.

Creo que, a demás de la constante impresión de “Babel” y su estética general, lo que más me gustó de la película fue la forma en que logra plasmar esas cadenas de improbables sin que los desenlaces parezcan forzadas o exagerados; si hasta parece natural que las cosas sean así.
Me queda la sensación de “lo vivido”, de las cosas que pasan, por que -pensándolo bien- aunque en mi caso nunca fueron momentos tan extremos, uno puede hacer un recuento de la cantidad de veces en que una fracción de tiempo o espacio lo llevaron a situaciones impensadas e incomprensibles*, inolvidables y hasta a veces irreparables, como las que muestra la película.

Firmado
The Wedding Planer.

*Cabe aclarar que también la casualidad puede concurrir para salvarnos de una cagada... como en “las aventuras del aventador de macetas”, que relaté el otro domingo en la plaza, me parece que la más de las veces, sin que nos demos cuenta, la suerte, la coincidencia, el azar, el destino, Dios, o como carajo quieran llamarlo conspiran para que no paguemos las consecuencias de propia o ajenas imprudencias, malos cálculos, imprevisiones, etc.

martes, febrero 13, 2007

Happy Valentine’s Day

Me resulta extraño escribir sobre esta festividad prefabricada,
como las otras festividades prefabricadas,
es decir como todas,
incluso como los cumpleaños*,
me provoca poco y nada.

Pero es sin dudas uno de esos momentos en los que surge la necesidad:
algo hay que hacer, algo habrá que decir.

Ahora me dirán,
por que verdaderamente la han importado hace poco y no se bien de que trata,
es el día de los enamorados, pero ¿enamorados de qué?
Digo, supongo que es el día en que dos personas, una pareja,
celebra estar mutuamente enamorada, ¿no?

No es el día del enamorado “individual”,
ese que espera en silencio que se le de su suerte.

Tampoco es el día del enamorado “platónico”
que se divide en dos tipos:
1) enamorado de la Mujer** con mayúscula,
es decir de todas, o por lo menos de la mayoría, o
2) “bobalicón enamorado del amor”.


Dadas estas precisiones que me excluyen de la celebración,
paso a dejar mis sinceras felicitaciones a sus legítimos destinatarios,
a aquellos afortunados que recibirán flores,
brindarán y comerán bombones o confites
con las personas mutuamente amadas.

El resto a no apenarse,
a seguir todos lo días enamorados de la Mujer,
o de esa mujer especial, esperando que se les de su suerte,
que esto es como esas fiestas en las quintas,
cuando después de comer y chupar como cerdos,
se hace el famoso partido “solteros contra casados”,
mañana estaremos del otro lado.


Si, pedorro el osito, no?
Nos vemos
*Menos la “semana de la dulzura” donde uno puede garronear un sobe a cambio de alguna golosina berreta comprado en el tren, o, viceversa, lo que es mejor, hasta se puede ligar un buen chocolate por el solo hecho de poner la mejilla y aguantarse el beso (esto de soportar, por supuesto, lo digo por si la mina es un escracho, si la mina está buena, bingo!, chocolate y beso... y quién sabe, quizás también la promesa de algo más).
**Ya se, también puede ser hombre, pero no me hinchen las pelotas con la distinción genérica justo ahora que me puse romanticón... y profundo... mmm, que cagada, se me hubiera ocurrido antes... encima lo escribí en una sola carilla!!!

domingo, febrero 11, 2007

Ya están prestos los jurados!!!

Solo falta que el señor Veleta se recupere de la horrible resaca que lo aqueja desde hace años (si, se trata de algo crónico) y se digne a colgar los trabajos presentados para lo que considero es el evento literario del verano.
Les deseo la peor de las suertes a todos los contrincantes (si eso de la camaradería deportiva no me lo como ni ahí, en este momento para mi son todos enemigos, a muerte) y que gane el menos peor.

Cariños
Cersio

sábado, febrero 03, 2007

En el interior se garcha más...

¿En el interior se garcha mas? *

Ya hace un par de meses que “uno de nosotros” me lanzó, entremezclada entre otras tantas disquisiciones existenciales, la afirmación que titula a este artículo (la interrogación es mia).
Sabedor de que en poco tiempo pensaba hacer una breve incursión a los inexplorados –por lo menos para mí- territorios norteños, sugirió utilizar dicha proposición a modo de hipótesis: que podría corroborar o falsar (al mejor estilo Cervini) durante mi expedición.

Ahora ya estoy de vuelta y descansado de mi duro trajín (?), así que he decidido, entre otras cosas, “socializar” los resultados de mi observación:
Los datos no parecen brindar pruebas contundentes a favor o en contra de la hipótesis de investigación...

Para empezar, en mis primeras escapadas nocturnas de exploración, trate de detectar prácticas que pudieran facilitar el análisis estadístico para la corroboración de la hipótesis en cuestión. Pero fue en vano: por mas que lo intenté –se los puedo garantizar- no pude localizar ninguna partusa, las prácticas orgiásticas brillaron por su ausencia –al parecer los Satyros y las Bacantes también se tomaron vacaciones y el viejo Dionysos ya debe estar jubilado- , ... ni siquiera una mísera “menage à trois” pude encontrar (¿se escribe así?)... Así que tuve que conformarme con escuchar una muy linda guitarreada en la plaza de Amaicha del Valle... ¿Swingers?... Bien, gracias...
En fin, estas cosas parecen encontrarse mas fácilmente en la noche capitalina, que a veces se extiende hasta pasado el mediodía...

Sin desanimarme, y viendo que esta línea de investigación no daba los resultados esperados, decidí observar las prácticas “más normales”:
A nivel puramente estadístico no se observan diferencias significativas entre Buenos Aires y “el interior” (como si Bs. As. estuviera en el exterior). Pero sí parece haber un leve sesgo positivo hacia el grupo de “
turistas” o “mochiler@s”, si lo comparamos con l@s “locales” (en una de esas deberiamos profundizar en esta línea investigativa...). Tal vez las muestras ya estaban sesgadas, o tal vez tiene que ver con el fervor de las vacaciones lejos de casa, el ojo del observador pudo haber sido afectado por las condiciones experimentales, o tal vez se deba a algún otro factor misterioso al que nos tienen acostumbrados las Ciencias Sociales...

Sin embargo otra cosa que me llamó la atención –y es esto a donde queríamos llegar- tiene que ver con los modos de relacionarse entre las personas, y es aquí donde parecen encontrarse ciertas diferencias entre los grupos “interior” vs. “BA”:
Al parecer ciertas formas de organización societal conformadas en las grandes urbes parecen favorecer algunas matrices particulares de relacionamiento interpersonal (y por qué no intrapersonal), al mismo tiempo que desfavorecen otras.
Para aclarar un poco el asunto podemos recurrir, para no perder la costumbre, a la literatura: autores como Aldous Huxley (“Un Mundo Feliz”), o George Orwell (“1984”) imaginan sociedades ficticias -¿o predicen estructuras en función de lo que su sociedad dejaba ver?- en donde se destruyen, o mejor dicho se alteran, las relaciones interpersonales hacia una matriz en donde prima la falta de compromiso, la promiscuidad, etc. Todo esto en funcion de “construir” sujetos mas eficientes (palabrita muy usada en las últimas décadas), mas leales y mas dóciles.
En el caso de Huxley, mostraba una sociedad en donde se deconstruían las subjetividades “tradicionales” (por usar algún término, no creo que sea el mas adecuado, pero es el primero que encontré) y se implantaban conciencias que correspondieran funcionalmente con un adulto extremadamente eficiente en lo laboral, pero aun a costa de comportarse como niños en lo emocional. Esto incluye el recurrir a alucinógenos para huir de la realidad, el no mantener parejas estables, el eliminar todo indicio de relación familiar (“madre” era una “mala palabra”) y todo eso que ya saben... Aquí el amo y señor era el “mercado de consumo”, y no por nada su dios se llamaba Ford,... y a veces Freud.
En el caso de Orwell (“1984”, la del “Gran Hermano”) la situación es parecida a la anterior, pero aquí lo que intenta asegurarse al “destruir” toda relación personal o familiar, es la lealtad al Estado. Hacen falta sujetos dóciles y sumisos, leales y convencidos de que el Gran Hermano los protegerá... capaces de delatar a sus padres si el “deber” hacia el estado lo requiere...
Otro ejemplo de estas prácticas puede observarse, al parecer, en “Las Instituciones Voraces” de Lewis Coser: donde se explica que el partido bolchevique promovía la promiscuidad como medio de sujeción (¿para que vas a buscar pareja afuera del partido si acá las tenés regaladas?) y control hacia los miembros del partido (ya que todo aquel que no lo hiciera se transformaba inmediatamente en sospechoso de traición).

En todos estos casos se puede ver como la disolución de las relaciones personales favorecen ciertas formas de gobierno de los sujetos, y como la deconstruccion de ciertas matrices de relacionamiento interpersonal conforman subjetividades que pueden ser funcionales a muy diversos fines... ( pueden repasar Foucault, Deleuze, etc.)
No se trata necesariamente de prohibir el contacto entre las personas, que se hablen, o que se miren, sino que se pueden promover otras formas de relación que generan una comunicación ficticia, (¿a qué les suena?). Y esto no tiene tanto que ver con los medios que utilizamos para comunicarnos, o con la cantidad de las comunicaciones, sino con lo que transmitimos en una relación. (¿de esto es lo que habla “Amor Liquido”?, si alguien lo tiene a mano, pásemelo que quiero echarle una ojeada).
En estas sociedades que describen Orwell, Huxley y Coser son mal vistas las relaciones estables, duraderas… profundas.


Aquí es donde toda esta sanata y el divague intelectual previo enlaza con la hipótesis que dio origen al articulo:
Al parecer en las grandes ciudades actuales se produce un fenomeno similar: la gente que vive en la ciudad es, en términos productivos, más eficiente que la del interior (por eso somos “la gran cuidad”). Pero hay indicios que para lograr eso hay que desprenderse de las relaciones que nos implican perder “valioso tiempo”, y el poco tiempo que nos queda no vale perderlo en asuntos que de seguro nos “complicarán la vida”. En las urbes parece avanzar cada vez más una matriz de relacionamiento en donde las comunicaciones parece ser mas frías, vacías, sin arriesgarse al compromiso. Como me llegó en un mail “...tengo la sensación que, afectivamente, nos comportamos como niños: vamos a los boliches, histeriqueamos, nos mostramos, tranzamos, hasta –con un poco de suerte- garchamos… pero todo efímero, sin comprometernos, sin arriesgarnos a que el asunto nos robe una noche de sueño...” (Pomelo dixit; 2007).
En la breve intervención que hice hacia el interior parecía sentirse algo distinto en la gente del lugar (tal vez sea sólo una percepción alterada), en un breve intercambio de palabras o un cruce de miradas podian inferirse muchas cosas que hablan de una búsqueda de relaciones mas profundas, que se yo... tambien se dan relaciones fugaces, pero creo que esos son efectos y no intenciones, y allí es donde radicaría la diferencia... Tal vez busquen los lazos fuertes que nosotros despreciamos...

Para finalizar: ¿En el interior se garcha mas?... no tengo ni la mas pálida idea, pregúntenle a alguien que haya viajado mas al interior... del país.

*Por Coconut Groove.