Esto sumado a una ya histórica discusión que tenemos con mi tía (y, en tono menos amable, con otros miembros de la familia) dio como resultado el siguiente escrito que, en vez de enviar por mail a la persona en cuestión, decidí colgar para ampliar un poco la discusión:
-Ja, seguro esto no pasa en las escuelas Waldorf!!!
-Ya aclaré que no defiendo ese tipo de escuelas, pero hay que reconocer que la escuela tradicional suele generar este tipo de efectos nefatos…
Y cuando hablo de efectos nefastos no me refiero tanto a las respuestas de los alumnos como a la burla –ciertamente cruel- de los docentes que se regodean señalándolos y haciendo circular este tipo de cadenas.
Lo que sigue es un tema muy trillado, mis cumpas se van a aburrir: desde algunas posturas, la escuela es “el medio natural” para educar a los niños y -como es obvio que sucede- si el docente aplica bien “el método”, ante estos fracasos solo cabe responsabilizar al alumno… y –si es posible- reírnos de su torpeza y su inferioridad, lo cual es la mejor forma de mostrarnos ante los demás como superiores.
Otro lugar común, esta vez “progre”, es decir que “en vez de culpabilizar a los alumnos por las malas respuestas habría que poner la mirada sobre el docente que se encargó de realizar tan extensa recopilación: ¿le sorprende que sus alumnos den tales respuestas? ¿recién se enteró de que los pibes “no saben” al corregir los exámenes? ¿por qué en vez de tomarse semejante trabajo no se puso a buscar la forma de solucionar ese problema?”
Retomando un poco tu mail anterior (en el que citabas algo de los fundamentos de la pedagogía Waldorf y me preguntabas si no me suena a zanata), a quienes conocemos los pobres resultados de la educación formal, cuando leemos resoluciones ministeriales, planes de estudio, planificaciones, etc. que hablan sobre objetivos y metas, sobre equidad e igualdad, etc. todo nos suena a zanata.
Para poner un ejemplo un poco más académico de lo que llamo “pobres resultados”, y para tocar el tema de la alfabetización que tanto te preocupa, Emilia Ferreiro (colaboradora de Jean Piaget, fue quien aplicó las teorías psicogenéticas a lo que es el aprendizaje de la lectoescritura) habla claramente de las taras en el uso de la escritura como medio de expresión que genera la escuela… “el miedo a la página en blanco”… Otros académicos llevaron a la práctica esa hipótesis, organizando talleres de escritura para docentes (los encargados de enseñar a leer y escribir) en donde notaban una enorme negación por parte de los docentes hacia la escritura, sobre todo en formatos literarios.
Bueno, no me quiero extender en esto, vos misma podés comprobarlo tirando alguna consigna en una reunión de amigos o familiares (a ver quien se anima a escribir), pero me viene bien por que yo también necesito cierto “training” de escritura para que no me gane “el miedo a la página en blanco”.
Lo que quería decir es que es probable que haya mucha zanata en los fundamentos de la pedagogía Waldorf (aunque no tengo el conocimiento suficiente para asegurarlo o negarlo totalmente), lo cierto es que en el mundo hay muchas otras experiencias, de filosofia no-directiva o de pedagogías “negativas”, que buscan superar estas taras de la escuela tradicional. Hay muchas que parecen “muy locas” y sin embargo están legitimadas por estados conservadores, como por ejemplo el inglés… ver el caso de las escuelas Summer Hill.
En definitiva, el contenido, y el cómo se lo imparte, quizás no sea lo más importante.
Estaba pensando que las distintas escuelas forman distintos sujetos, para que ocupen distintos lugares en la sociedad… Obvio, ¿no? Una escuela de dos lucas por mes no forma (no se propone hacerlo) al mismo sujeto que una escuela pública de la periferia… me ahorro los ejemplos.
Por supuesto, la escuela Waldorf con sus postulados de libertad, creatividad, individualidad, etc. va a conformar un sujeto determinado que probablemente, de tener que hacerlo, no se pueda adaptar al trabajo en un McDonals… para esto está la escuela pública tradicional.
Ejemplo: el otro día estaba viendo a Fernando Peña (en el programa de Mirtha)… es un tipo al que si se le ocurre ponerse en bolas en la mismísima mesa de “la chicki”, lo hace. Y después pone cara de pelotudo y dice “es un acto de amor” o “es mi forma de expresarme”. Por supuesto, él es biznieto de actores y puede expresarse como se le cante, pero a cualquier hijo de vecino que se exprese así lo cagan a patadas en el culo y lo meten en cana con cuatro violadores para que se le quiten las ganas de andar poniéndose en bolas…
Ahora si “en definitiva”, como acérrimo reproductivita que soy, creo que si sos Peña (o hijo de una familia como la de Peña) podés ir a una escuela Waldorf y después hacer lo que se te den las ganas, por que tenés el capital simbólico, social y económico de cuna necesario para hacerlo… ahora, si sos el “hijo de vecino” se complica, te conviene ir a una escuela “normal” donde te enseñen a comportarte “normalmente” en un trabajo “normal”.
Saludos cordiales
Yo
2 comentarios:
De la pedagogía waldorf no pienso opinar, porque la waldorf para mí es una ensalada (y de las mas fuleras por cierto). La educación escolar es un tema bastante polémico, porque es imposible determinar que es lo mejor para los pibes: ensañarles a pensar? castigarlos por mala conducta? estimular la imaginación? prepararlos para el futuro?... pienso que la mayoria de las respuestas a esos interrogantes estan en el propio individuo (o incipiente individuo), y la escuela solo debería ser una ayuda para que el pibe encuentre sus respuestas, o en otras palabras, lo ayude a ser un individuo autónomo. Y punto. Si el día de mañana sos un Peña o un hijo de vecino, no creo que sea producto de la escuela. Ahora, esta claro que si queres mostrar las bolas es mejor ser un peña, y si queres indignarte de las bolas de Peña, es mejor ser un hijo de vecino... ¿pero que fue primero? ¿Peña o las bolas de Peña?
Mientras exista un niño que se emocione al escuchar el timbre del recreo, y escriba "abajo la tarea" en las paredes del baño, entonces nada está perdido.
Bueno, para comenzar, veo que el blog vuelve a ser lo que en un momento trató... eso es bueno, es hora de recomponer las cosas, de comenzar a opinar de verdad, de construir teoría y práxtica nueva, que ya es hora, muchos de los que leerán esto son ya licenciados en educación, el mismísio Marini ya lo es... así que siendo un futuro licenciado, me falta poquitito ya, dejo aquí mi humilde opinión.
En un principio ponés que la escuela es como un medio naturalizado... deberías aclarar que es lo que querés decir con eso, ya que todos sabemos que la escuela no es un medio naturalizado.
y si la escuela no es un medio naturalizado, eso explica en parte el fracaso.
otro tema es la sociedad, cambiada y amorfada por los ideólogos de turno, quienes no saben nada de educación y legislan al respecto.
otro tema es el de los docentes, quienes no cuentan con las armas para poder combatir desde sus lugares las hipócritas legislaciones de los ideólogos mencionados antes.
En una sociedad que, desde mi perspectiva, cambia a cada instante, que trata de derribar las antiguas trabas cosuetudinarias y a su vez ridículas, es complicado opinar sobre cómo debería ser el formato escolar moderno, o en nuestro caso, pos moderno o mejor aun, pos- pos moderno.
es muy fácil ahora hecharles la culpa a los docentes, que si bien tienen parte de la culpa, no la tienen toda ellos.
es un tema harto complicado, y más aún para nosotros que seguimos los pasos de las grandes teorías educativas de la historia occidental.
lo que yo creo, y siento, es que la escuela moderna ha colapsado, pero no porque los niños no sepan, no porque los docentes no puedan, no por las legislaciones, etc. sino por el hecho simple y obvio, que por ser tan obvio a veces no se logra ver, de que la sociedad ha cambiado tanto tanto que el formato mismo no sirve ya para los niños de las generaciones posmodernas y los que les siguen.
Un ejemplo, a la inversa es una investigación que lei hace algunos meses, donde a muchos alumnos universitarios de distintas disciplinas se les preguntaba cómo pensaban la escuela dentro de 100 años en la argentina; la inmensa mayoría respondió con formatos que si bien tenían ciertas diferencias, respondían finalmente al formato actual, donde un profesor da cátedra y muchos alumnos lo escuchan sentados en la posición que ya conocemos, posición física y posición simbólica.
y con este ejemplo me remito a mis primeras palabras donde proponía que es hora de que la nueva generación, o sea, nosotros, claro está, definamos las nuevas rutas por donde la educación debe andar, las nuevas teorías que vengan a dar una salida a la mohosa forma moderna; en una charla hace un par de años, en un pizza libre en quilmes, con los chicos unqui, quise tratar de explicar esto y las palabras no me salieron muy bien, claro, aún me faltaban ciertos argumentos, con lo que la elfa se enojó feo conmigo aquella vez jajaj, pero justamente de esto que hablo ahora me refería aquella vez, a generar teoría que sea innovadora y provechosa para la sociedad en la que vivimos, que no es ni la de marx ni la de weber, sino la nuestra, que es un producto histórico, modelado y pensado para dejar en la oscuridad a todos.
He dicho...
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