Esto no es un reproche, solo quiero explicar la cadena de recuerdos que motivó el presente: hace unos días, al llegar a casa de Tío Toto, una de las primeras cosas que me espetó A Sardeaux fue si este año no había llevado regalitos para todos.
Había olvidado totalmente que -más o menos- para la misma fecha, el año pasado nos juntamos en la misma casa y, por la ocasión, decidí regalar un librito a cada uno de los presentes; pero la pregunta de Aye me lo trajo a la memoria inmediatamente, con un agregado: yo regalé los libros pero a cambio de una devolución por escrito, un comentario del libro que a cada uno tocara, para colgar acá mismo.
A su vez, esto me recordó el hecho de que NADIE me hizo ni un comentario, ni personalmente ni por escrito, del libro que le tocó en suerte, y que quizás por eso, por que tengo la sensación de que no los leyeron, en algún momento se me ocurrió no volver a regalar un putos libro...
Había olvidado totalmente que -más o menos- para la misma fecha, el año pasado nos juntamos en la misma casa y, por la ocasión, decidí regalar un librito a cada uno de los presentes; pero la pregunta de Aye me lo trajo a la memoria inmediatamente, con un agregado: yo regalé los libros pero a cambio de una devolución por escrito, un comentario del libro que a cada uno tocara, para colgar acá mismo.
A su vez, esto me recordó el hecho de que NADIE me hizo ni un comentario, ni personalmente ni por escrito, del libro que le tocó en suerte, y que quizás por eso, por que tengo la sensación de que no los leyeron, en algún momento se me ocurrió no volver a regalar un putos libro...
Después recordé que, enterada de la idea que motivó la repartija, sin haber estado en la reunión, la Lic. Ortalda me mandó un mail reclamando su correspondiente libro. Como ya era verano y no nos veríamos hasta marzo, le dije que ya no tenía de esos libritos ni se los podía alcanzar, que en todo caso le podía mandar algo que acababa de leer en formato digital, y procedí a mandarle vía mail el cuento de Asimov “En Puerto Marte y sin Hilda”.
En definitiva, cuando no, la aplicada Ortalda fue la excepción que confirma la regla, abajo está el comentario (que dormía desde hace un año en mi casilla de correo) que mónica me envió sobre el cuento mencionado.
Sergio:
Marte es mi planeta favorito, Hilda se llamaba Mamá, Flora es la persona que me ayudó a criar a mis hijos, así que a través de los nombres recordé días maravillosos con mi madre (que no está físicamente presente desde hace 30 años) y con mis hijos.
Acabo de leer "Estoy en Puerto Marte sin Hilda" de Asimov, me gustó mucho la narración de las peripecias de ese policía espacial saliendo de vacaciones con su mujer a Puerto Marte.
Lo que me llamó la atención es por qué está contento cuando se entera que Hilda no lo va a acompañar: ¿estaría realmente entusiasmado por viajar con su mujer, o estaría pensando visitar a Flora, esa chica explosiva!!!!! a pesar de hacer el viaje con Hilda?
Por suerte, para mí, le encomiendan una misión urgente de la que depende el destino de la Galaxia.
Es de destacar la lucidez del personaje en descubrir razonable y rápidamente al delincuente para poder irse a ver a Flora y vivenciar la antigravedad o gravedad 0, pero Hilda llega justo al terminar la misión, ella consigue viajar junto a su amor y robarle una sonrisa. Como quien dice “le arruina el pastel” porque no puede ir al encuentro con Flora.
Estos tipos se creen que en cualquier momento pueden experimentar la infidelidelidad. ¿qué es lo que buscan y no encuentran junto a su mujer?, mejor que la dejen y vivan libres y felices con tantas otras.
Por otro lado, me quedé pensando en Flora, su vida transcurre satisfaciendo deseos ajenos, deja a veces compromisos importantes por el hombre que ella , pareciera, también desea. Nos pasa permanentemente cuando ejercemos nuestras libertades, elegimos pero dejamos fuera otras tantas cosas que nos harían vibrar y orbitar eternamente.
A propósito de Asimov, leí y ví “El Hombre Bicentenario”, extraordinaria obra , estoy segura de que si podemos criar y humanizar niños podríamos humanizar robots, en fin de cuentas no son más que dos creaciones humanas.
Hasta otra narración
Cariños
Moni
Marte es mi planeta favorito, Hilda se llamaba Mamá, Flora es la persona que me ayudó a criar a mis hijos, así que a través de los nombres recordé días maravillosos con mi madre (que no está físicamente presente desde hace 30 años) y con mis hijos.
Acabo de leer "Estoy en Puerto Marte sin Hilda" de Asimov, me gustó mucho la narración de las peripecias de ese policía espacial saliendo de vacaciones con su mujer a Puerto Marte.
Lo que me llamó la atención es por qué está contento cuando se entera que Hilda no lo va a acompañar: ¿estaría realmente entusiasmado por viajar con su mujer, o estaría pensando visitar a Flora, esa chica explosiva!!!!! a pesar de hacer el viaje con Hilda?
Por suerte, para mí, le encomiendan una misión urgente de la que depende el destino de la Galaxia.
Es de destacar la lucidez del personaje en descubrir razonable y rápidamente al delincuente para poder irse a ver a Flora y vivenciar la antigravedad o gravedad 0, pero Hilda llega justo al terminar la misión, ella consigue viajar junto a su amor y robarle una sonrisa. Como quien dice “le arruina el pastel” porque no puede ir al encuentro con Flora.
Estos tipos se creen que en cualquier momento pueden experimentar la infidelidelidad. ¿qué es lo que buscan y no encuentran junto a su mujer?, mejor que la dejen y vivan libres y felices con tantas otras.
Por otro lado, me quedé pensando en Flora, su vida transcurre satisfaciendo deseos ajenos, deja a veces compromisos importantes por el hombre que ella , pareciera, también desea. Nos pasa permanentemente cuando ejercemos nuestras libertades, elegimos pero dejamos fuera otras tantas cosas que nos harían vibrar y orbitar eternamente.
A propósito de Asimov, leí y ví “El Hombre Bicentenario”, extraordinaria obra , estoy segura de que si podemos criar y humanizar niños podríamos humanizar robots, en fin de cuentas no son más que dos creaciones humanas.
Hasta otra narración
Cariños
Moni