sábado, febrero 17, 2007

BABEL

Al final, a pesar de lo inclemente del tiempo logramos juntar un grupo “pequeño pero bueno”.
Valió la pena arriesgarse a un resfrío y soportar los mocos chorreantes de la madrugada a cambio de una avela menada (perdón, amena velada) en compañía de persona/s querida/s y de una buena película (agregando el plus de haberme cruzado con la princesa y que me haya saludado, lo que redondea una noche perfecta).

Yendo al grano, la película refleja muy bien una “Babel” donde, a pesar de lo multitudinario y lo avanzado de las “comunicaciones”, las personas no logran vencer la soledad, el aislamiento y los desencuentros. Igualmente la trama es bastante compleja como para ponerme a analizarla, si dejo de lado algún aspecto que consideran importante pueden traerlo en los comentarios, yo me voy a remitir a dos cuestiones en las que muchas veces me encuentro pensando y que resultan estar en el centro de esta narración.

-Por un lado están esas decisiones que a veces tomamos, esas acciones cuyas consecuencias no medimos o se nos van de las manos resultando en situaciones increíbles, tan incomprensibles que nos sumergen como en un sueño en donde no podemos hacer más que decirnos y preguntarnos cosas como “no lo debería haber hecho”, “si lo hubiera hecho un segundo antes... o uno después”, “no puede ser que me esté pasando” o “por qué mierda me está pasando esto”.
Pongamos algún ejemplo: un accidente de tránsito. Nadie sale a la ruta pensando en matarse o matar a toda su familia, pero pasa. Una maniobra equivocada de uno mismo o de otro al cruzarse en un casi inverosímil de tan preciso instante... en caso de sobrevivir, en medio del más dantesco de los panoramas, el conductor no puede más que lamentarse por haber realizado la maniobra (de no haberla hecho la vida seguiría como nada) o por haberse parado a cargar agua para el mate... si no fuera por esos minutos que perdió no se encontraba complicado en tal tragedia.
Una situación de este tipo es la que inicia el drama en la película: dos niños probando un arma disparan a un ómnibus con la certeza de que esta carecía de la potencia para alcanzarlo. Es ahí donde aparecen nuevamente esas cuestiones de milímetros y milésimas de segundo, y una certeza que los perseguirá de por vida: no debí hacerlo. (Otro ejemplo en la película es el del haya mexicana; nada, un instante, una mala decisión, un milico que se pone en forro y toda una vida que desaparece al ser deportada. Seguramente la mujer también se hizo todas las preguntas posibles del tipo ya mencionado).

-Por otro lado está la coincidencia, el azar, el destino... Dios, o como quieran llamarlo (Dios no lo quiera): un desierto desolado, pocas posibilidades de que ande por ahí un loco armado; y, si anda, son pocas las posibilidades de que lo haga en el justo momento y lugar por donde nosotros pasamos. Supongamos que se da esta poco probable situación: hay pocas posibilidades de que elija para disparar justo al vehículo en que nos trasladamos y, si lo hace, que justo de en un blanco humano; mucho menos que ese humano sea la persona querida pudiendo haber dado en cualquiera de los otros cuarenta y tantos pasajeros... y la lista sigue.

La cantidad de causalidades que deben converger para que se de una de estas tragedias es muy grande, la posibilidad es mínima, pero pasan. En la película a todo este orden de sucesos se le suma el hecho de que la persona que dispara no lo hace buscando matar: se trata del niño que desconoce el poder de su arma y luego se arrepentirá de lo que hizo.

Creo que, a demás de la constante impresión de “Babel” y su estética general, lo que más me gustó de la película fue la forma en que logra plasmar esas cadenas de improbables sin que los desenlaces parezcan forzadas o exagerados; si hasta parece natural que las cosas sean así.
Me queda la sensación de “lo vivido”, de las cosas que pasan, por que -pensándolo bien- aunque en mi caso nunca fueron momentos tan extremos, uno puede hacer un recuento de la cantidad de veces en que una fracción de tiempo o espacio lo llevaron a situaciones impensadas e incomprensibles*, inolvidables y hasta a veces irreparables, como las que muestra la película.

Firmado
The Wedding Planer.

*Cabe aclarar que también la casualidad puede concurrir para salvarnos de una cagada... como en “las aventuras del aventador de macetas”, que relaté el otro domingo en la plaza, me parece que la más de las veces, sin que nos demos cuenta, la suerte, la coincidencia, el azar, el destino, Dios, o como carajo quieran llamarlo conspiran para que no paguemos las consecuencias de propia o ajenas imprudencias, malos cálculos, imprevisiones, etc.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es verdad man, todo se rige por el azar, y cada decisión que tomamos nos lleva a lugares insospechados. Llegado el momento, uno suele preguntarse ¿como mierda fui tan pelotudo de hacer o decir x cosa? ¿que hubiera sucedido si...? y en realidad pensar las alternativas una vez tomado el camino ya es medio al pedo. Mejor buscar lo positivo en cada una de nuestras elecciones que son una mierda, y buscar lo negativo en aquellas que parecen correctas.

Carajo, tengo que ver esa peli!!

PD: asi que te saludo la princesa?! wow, te imaginas que hubiera sucedido si...

Unknown dijo...

Ya van 3 que me hablan bien de la peli, quizás le de una chance.
Yo soy muy del ¿que hubiera sucedido sí...?, una mierda.

Además creo -bue no sé si creer es la palabra- en el destino. Si el que se mato por una mala maniobra en la ruta, por x casualidad no salía ese día, también se moría por otra causa. Es cualquiera pero muchas veces pienso eso.

Anónimo dijo...

“no lo debería haber hecho",..., “no puede ser que me esté pasando” o “por qué mierda me está pasando esto”.

Alguna vez lo dije. Si, si.

Che, pero no siempre las casualidades nos llevan por senderos errados... Tambien nos llevan por lindos caminos con flores... Bue, creo que todavia tengo el efecto 14-F.... Mejor no sigo....

Con respecto a la entrada anterior, esta vez no fue culpa de mi inconciente si no que me olvidé de activar las propiedades de imagen y solo veia el ppio de la animación...
Por cierto, el osito no es pedorro es ... siniestro!!!!

Slds!!!

Anónimo dijo...

Claro, la peli me gustó mucho también. Iñarritu es un capo, lograr el mismo nivel de profunidad en las cuatro historias (o bueno, una!)no me parece poca cosa.
Todo parece terrible y efímero a la vez......no sé, esa imagen final que se va abriendo hasta quedar una luz en miles me recuerda a la magistral frase de chaplin : "La vida en primer plano es tragedia, en vista panorámica es comedia"......en fin.

Saludos