Cuando decimos que el perro que va pasando es mestizo y señalamos con el dedito índice al animal callejero que se cruza en nuestro camino, pocas veces nos percatamos que los otro cuatro dedos de esa misma mano nos señalan a nosotros mismos.
Nuestra gloriosa nacionalidad es fruto de un mestizaje multirracial, que ha dado por resultado a todos y cada uno de los (mexicanos en el original) que deambulamos por este bello pero inculto país.
Antes de perder de vista al perro, hagamos una reflexión acerca de las ventajas o desventajas que tiene el ser criollo o sin raza pura, y del beneficio que puede traer a nuestra vida el adoptar a ese ser como mascota.
El perro desciende de antecesores lobos que en algún momento se unieron a la naciente especie homínida y quisieron vivir una romántica simbiosis en las que unos alimentaban, y los otros brindaban protección y compañía.
A partir de ese momento quedó marcado el destino del animal que conocemos como perro. Mientras tanto, el cerebro del homo se fue haciendo más complejo hasta ganar el apelativo de sapiens y entre otras cosas determinó que el perro tenía cualidades que podían ser aprovechadas para beneficio de sí mismo y de su tribu o clan.
Pero para el grueso de la población que no se puede dar el lujo de adquirir un perro de varios (miles de, en el original) pesos, y con la tradición ancestral de la convivencia en el hogar con animales domésticos, la abundancia de perros sin dueño, pone al alcance de todos los amantes responsables de animales la opción de adoptar un perro criollo, el tan conocido y tristemente famoso perro callejero.
Estadísticamente hablando, el adoptar un perro callejero para un gran porcentaje de adquirientes es una experiencia altamente gratificante. Son perros de gran variedad de formas y tamaños, pelajes multicolores, temperamentos asustadizos que a cambio muestran en su expresión una gratitud que te parte el alma de pensar cómo pudo haber vivido hasta el día en que llegaste para hacerlo tuyo. Son la bondad en cuatro patas. Tienen una facilidad impresionante para adaptarse a tu ambiente, que rápidamente lo reconocen como suyo. Son de una inteligencia superior a los perros manejados en criadero, porque la vida les enseñó a estar alertas siempre, ya que un descuido era sinónimo de dolor intenso, mutilación, o peligro de muerte.
Ese nivel de angustia en el que vivieron desde que nacieron, parece esfumarse cuando sienten nuestro amor y cariño en la seguridad de nuestra casa. No hay nada que conmueva más el corazón del amante de los animales que ver al perro criollo que adoptamos dormir plácidamente porque confía plenamente en nosotros. Pienso que los elegidos para cumplir con la misión de privarles del sufrimiento a los perros criollos somos afortunados, y tenemos la obligación de promover que pronto no exista un animal más en estas condiciones. Así, solamente así nos podremos enorgullecer de nuestra calidad humana.
Tu mejor opción, es la adopción: adopciones@alrescate.org