sábado, junio 16, 2007

Apertura 07, capítulo 03

Resultado: suspendido a los 14min. del primer tiempo por jugador lesionado tras choque con Pomelo.Hoy asistimos, más que a una nueva epopeya cítrica, a un verdadero milagro.
Más allá de lo desgraciado de la acción, que dejó a un contrario en el piso, revolcándose de dolor y esperando a la ambulancia, hay que decir que la mandarina tiene “ese algo”; tiene ese “no se que” imposible de definir pero que nuevamente terminó por hacer la diferencia.
Y si, hay que reconocerlo, los de enfrente estaban más ordenados, más “metidos” y dominaban el juego. Pero que se le va a hacer, en fútbol no siempre gana el mejor, por eso los goles estuvieron siempre a favor del naranja, que solo atinaba a “tirarla p´delante”, hasta el momento de suspender el encuentro.
Ahora, ¿a qué se debió el bajo rendimiento del equipo que venía haciendo las delicias de la afición? Básicamente, se puede hablar de dos causas: las ausencias y una especie de decaimiento difícil de explicar.
Respecto a lo primero, mientras que los extracomunitarios Juani y Bobadilla volvieron a sus pagos, Balcarse y La Pampa respectivamente, a celebrar el día del padre con sus familias, Fatigatty faltó inexplicablemente con la excusa de “tener que cursar” (esto es muy sospechoso... todo es muy sospechoso, desde que se lo vio haciendo un TP con el más forro de los Intercataveta todos sospechan que JP anda en algo raro)... Heber Ludueña sigue sin dar signos de vida, por lo que ya ni lo contamos.
Respecto al decaimiento, es difícil de explicar, pero posiblemente el clima gris y tristón de los últimos días nos haya puesto medio “depres”, sin mucho ánimo para jugar; o quizás es el frió que viene haciendo, que nos condena a quedarnos en casa entortándonos y mirando televisión en vez de salir ha ejercitarnos un poco para estar “diez punto” para el partido del sábado, haya hecho lo suyo... quizás el desgaste físico nervioso y emocional al que nos somete el final de cuatrimestre, los exámenes, lso trabajos y los EGB´s...
En fin, estuvimos horribles, pero ante la posibilidad de jugar los 16 minutos restantes el sábado próximo, ya contando con todas nuestras figuras y con una módica pero ampliable diferencia de “tres a dos” a nuestro favor, ante la seguridad de que la suerte había estado de nuestro lado, camino a casa solo nos dedicamos a marcar lo [poco] bueno que habíamos hecho:
Román: fue el mejor, aunque un poco deslucido ante el horrible juego general del equipo, anuló la mayoría de los intentos de ataque del rival, intentó ordenar el juego y hasta hizo un gol.
Pájaro: hizo dos goles en donde hubo mucho de “buena fortuna”; también intentó jugar y marcar, pero siempre dentro de un contexto de juego de equipo inexistente.
Maltez: avocado a la marca, nos brindó solo uno de sus pases milimétricos... en sus palabras “lo único bueno que hice fue el pase del gol”. Suficiente por hoy.
Pomelo: mientras estuvo en cancha reguló su ritmo para no dejar a su equipo con uno menos antes de tiempo; paradójicamente, dejó con uno menos al rival. Parafraseando a Maltez diría “lo único bueno que hice fue hacer que se suspenda el partido”. También, mientras el defensor contrario caía descoyunturado a sus pies, habilitaba a pájaro para que fuera libre hacia su segundo gol.

Fin del encuentro.
El próximo sábado será mejor.
P.d.: de yapa tubimos que poner a "chanchi" al arco...

sábado, junio 02, 2007

Apertura 07, capitulo 02

... y aparecen los primeros imitadores...


Más allá de lo curioso que pueda parecer esta humilde formación de futsal, que se banca la enorme presión de ataviarse con el mismo atuendo que sus ídolos (convirtiéndose en el “L. N. Alem” de “La mandarina”), quería analizar el tema de las identificaciones: ¿qué es lo que hace que un equipo, una hinchada o una institución se mantenga a través del tiempo defendiendo sus colores?

Tratándose de clubes grandes, la respuesta parece sencilla: la historia y/o el presente; los recuerdos de años gloriosos, perennizados por los cantos de la hinchada*, y/o el saber de que se tiene potencial para conseguir cosas importantes. Además, hay equipos que mantienen ciertas tradiciones: juego elegante, garra, no bajar nunca de mitad de tabla, desarrollar importantes actividades sociales, etc. pueden ser motivos para que el afiliado se sienta orgulloso de portar los colores de un club.

¿Pero, cómo se explica esto en el caso de los que nunca consiguen nada?
Esos que viven eternamente colgados del último escalón de la tabla de posiciones de algún torneo pobre del interior, tratando de salvarse del descenso directo o –directamente- siempre descendiendo, indefinidamente.
A esto encuentro solo una respuesta: los clásicos. Se trata de rivalidades que se forjan a lo largo del tiempo: por tratarse siempre de partidos parejos (a veces ganan unos, a veces otros) o por tratarse de equipos que se encuentran cercanos geográficamente, encuentros como “Guillermo Brown de Madryn-Rivadavia de Lincoln”, “Defensores Unidos-Liniers”, “Berazategui-Central Ballester”, etc. se convierten en toda una motivación para aquellos que, en realidad, no disputan nada.

Ahora, para algunos casos parece imposible encontrar una justificación: yendo al caso particular el campeonato de la UNQ, sirve como ejemplo el caso puntual del equipo llamado “la intercataveta”; en este caso, la pregunta sobre el “qué los mantiene unidos” se hace difícil de responder.

¿Qué los mantiene unidos?, ¿qué los hace volver a inscribirse en el mismo torneo después de sus constantemente patéticas y lamentables actuaciones?, ¿qué los hace no borrar a ese bobo que pudre todos los partidos y no juega a nada? El haber pasado varias veces la primera ronda y el llegar a una definición por penales contra la gloriosa mandarina parece poco de que jactarse.
Lo peor, esto es lo más difícil de explicar, es que los hemos visto llorar y consolarse entre ellos después de dicha eliminación por penales... en este campeonato super amateur!!!, como si fuera un desafío internacional y como si ellos fueran muy buenos y la vida fuera tremendamente injusta por dejarlos afuera en instancias tan tempranas... no, la vida puede ser muy injusta, pero este no es el caso.

Sigo: su actitud es totalmente incomprensible, nunca ganaron nada, nunca pasaron los octavos de final y nunca van a hacerlo, no tienen potencial (possest). Tampoco tienen un “clásico”: quizás alguno de nosotros, yo incluido, se equivocó mencionando al partido de la fecha como tal pero no, graso error, era un partido especial, por que ellos, después de ser eliminados en “octavos” dos veces seguidas por la misma vieja mandarina (la última, con aquella histórica definición por penales donde, remarcando la incompetencia de los vencidos, la valla cítrica se hallaba vacante), iban a querer ganar si o si. Pero bue, solo con las ganas no alcanza.

Sigo pensando en qué es los que los une: siempre los mismos tarados, ataviados con sus horribles camisetas de River a la que veneran como si se tratase de hábitos merovingios. Siempre los mismos cinco rústicos entre los que no se encuentra siquiera uno que pueda dar el plus de calidad necesario para obtener algún buen resultado. Tampoco se sabe que los hace salir sacados a matar a patadas al rival, como si con eso lograran algo.

¿Dónde comienza su “novela grupal”, cuál es su “mito de origen”?
Quizás habría que buscar alguna pista en su nombre, y para esto primero habría que saber que es “cataveta”. No se, con los agregados de “inter” y su artículo “la” parece algo importante, como una nave interespacial...
Quizás ese nombre rimbombante tenga que ver con la actitud, aunque también, posiblemente, les esté jugando en contra: mientras unos elegimos un nombre que nos caricaturiza, quitándonos toda presión respecto a “lo que hay que demostrar”, los otros eligen un nombre ostentoso, que los obliga a justificar su soberbia y los somete a una presión cada vez más grande a medida que no aparecen los resultados.

Nuevamente me pregunto, ¿qué carajos es la intercataveta?
Quién sabe, puede ser la Biblia pagana con la que adoran a sus falsos ídolos riverplatenses (panteón en el que se pueden encontrar mártires nefastos como Ricardo Rojas o Pipino Cuevas) o la pastilla que les levanta a niveles increíbles la autoestima.

Para mi, La Intercataveta es solo una construcción ficticia: fundada sobre la piedra de la creencia de que son buenos pero pierden por que el mundo (en especial el réferi) entero conspira contra ellos, uno se pregunta cuánto tiempo tardará en desmoronarse. ¿Cuánto tardará su piedra basal en convertirse en arena?
Creo que esto está sucediendo poco a poco, a puro mandarinazo.

Firmado:
El mismo maleducado de siempre.

P.D.: hasta acá fue una especie de análisis psico-sociológico de las alternancias del momento.
Supongo que el análisis propiamente futbolístico del encuentro entre la humilde [pero que si tiene motivos para estar unida] mandarina y los infelices ya mencionados aparecerá en estos días en el blog de Veleta porque, como dijo el diez cítrico, “lo de Fatigatty” es más popular.


*Estos cantos son un tema aparte, crean imaginarios donde el honor pasa por “seguirte a todas partes” sin que “aunque ganes o pierdas me importe una mierda”. Quizás, si la gente dejara de ir al estadio cuando ve que su equipo entra en decadencia, los dirigentes no podrían vaciar y hundir sus clubes tan tranquilamente... demasiado tarde para Racing e Independiente, los de River tal vez estén a tiempo.